Bienvenidas de nuevo a nuestro blog!
Esta semana os voy a contar el trabajo que hicimos en la última clase de mindfulness solidario, que imparte la Asociación. Un trabajo que recomiendo que hagáis todas, porque es totalmente necesario para poder seguir en vuestro día a día de forma mucho más liviana, y que os ayudará a limpiar aquello que no queráis o que no necesitéis en vuestra vida.

Pero vamos a empezar por el principio, porque para aprender a soltar, hay que saber qué es lo que nos ata, lo que no nos deja avanzar, así que te recomiendo que cojas papel y lápiz, y te apuntes todo lo que quieres soltar. Pero vamos a ir por partes:
1. El apego: según nacemos nos apegamos a la vida, luego a personas, a lugares, al pasado, a la juventud… pero hay dos cosas donde tenemos un apego mucho más profundo, uno es a los pensamientos y otro es a las creencias.
Los pensamientos, son aquellos que rumiamos sin parar, un pensamiento que viene para quedarse, y que cuesta deshacernos de él, y las creencias (muchas de ellas heredadas sin saberlo, de padres o abuelos) son aquellas que hemos integrado en nuestra vida porque sí, y que probablemente no te dejan avanzar aunque a lo mejor no sabes ni que las tienes. Puede ser por ejemplo, el miedo al fracaso, el miedo al dinero, el perfeccionismo… Piensa en alguien por quien sientas apego o alguna creencia o algún pensamiento que quieras soltar, que ya no quieras en tu vida.
2. Juzgar: vivimos en una sociedad donde poner una etiqueta a los demás es lo más fácil. Tratamos a la gente como buena o mala, y muchas veces no es ni si quiera por la relación que tienes tú con esa persona, sino que la etiqueta viene de otra persona que te ha contado algo y has terminado etiquetando porque sí.

Pero ¿te has parado a pensar que la persona a la que le has puesto una etiqueta, puede que esté pasando por un mal momento? ¿ que su vida a lo mejor no es fácil por circunstancias y que lo malo se lo echa a los demás para sentirse mejor?, ¿te has puesto en su lugar?. Muchas personas etiquetan a otras por miedo a mirar en su interior, por envidia… El otro día hablábamos de etiquetas que has puesto, y que te gustaría arrancar, porque lo has pensado mejor, y esa persona no se merecía esa etiqueta que le has puesto. Piensa en ello.
3. Control: hay mucha gente que tiene que vivir teniendo todas las situaciones bajo control. Si todo está perfectamente controlado, todo va bien, pero cuando algo se tuerce, todo se desmorona, no sabe seguir, se descoloca… Aprender a soltar el control sobre las cosas o sobre las personas, es liberador. Piensa en aquellas situaciones que necesitas tener bajo control y que quieres dejar de hacerlo.
4. También puedes pensar en aquello que te da miedo y que quieres liberar, en personas que no quieres en tu vida y quieres ir cortando relación, los pensamientos negativos, el estrés, la ansiedad… todo aquello que crees que no te puede valer en este momento.

Ahora que ya tenemos todo aquello que queremos soltar, vamos a ver cómo hacerlo.
Con la respiración:
respiramos desde que nacemos, pero la respiración en atención plena, es lo mejor para soltar todo aquello que no quieres. Sentada en posición de loto, o en una silla con los pies pegados a la tierra, puedes respirar inhalando por la nariz y exhalando por la boca como si fueras a empañar un cristal con vaho, soltando todo el aire muy despacio. Si vienen pensamientos, diles gracias por estar conmigo pero ahora no te necesito, adiós y sigue con tu respiración. Acompaña el cuerpo cuando sueltes el aire, dejando que se vacíe por completo y sientas que se libera.
Haciendo conciencia corporal:
vamos a imaginar que la tierra se va a llevar aquello que no queremos, así que vamos a respirar hacia ella.
Tumbada en la esterilla, comienzas haciendo respiración abdominal, inhalando por la nariz y llenando la tripa y soltando por la nariz dejas que todo el aire se vaya, metiendo el ombligo. Sigues respirando pero ahora con las costillas, inhalando por la nariz abriendo las costillas hacia los lados y exhalando por nariz. Y para terminar acabas haciendo respiración llenando los pulmones al inhalar y exhalas muy despacio. Cuando termines de hacer las tres, puedes bostezar, desperezarte y acuérdate siempre de levantarte de lado para no marearte.
Bailar:
bailar es la mejor manera de soltar aquello que no necesitas. Ponte una música chula y comienza a darlo todo, moviendo hasta el último pelo de la cabeza. Déjate llevar!
Ejercicios de pie:
abre las piernas un poco más del ancho de las caderas, y deja que tu tronco caiga despacio hacia delante. Vas a imaginar que tus pensamientos se caen de tu cabeza con este ejercicio. Cuando esté tu cuerpo doblado suelta los brazos y la cabeza, y comienza a mover hacia un lado, hacia el otro, soltando e imagina que todo cae a la tierra. Para levantarte, pon las manos en los riñones y sube despacio doblando la espalda.
Cuando sueltas aquello que no necesitas o que no quieres, tu cuerpo se oxigena mejor, te sientes más ligera, duermes mejor y la sensación que tienes es realmente liberadora. Acompaña esta práctica siempre desde el agradecimiento, ya que soltar no es decir adiós, sino gracias.
Te invito a hacer estos ejercicios y si quieres hacerlos con nosotras, te esperamos en las clases de mindfulness, donde te enseñaré muchas cosas interesantes para vivir en atención plena.
Espero que lo pongas en práctica y nos digas cómo te ha ido en comentarios.
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Feliz domingo
Cristina
ASOCIACION VIDA OM
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